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  • Ergonomía en el trabajo: ¡atención al mobiliario!

    La producción de bienes en masa asociada a la industrialización comportó que los trabajadores de las fábricas realizaran su labor en espacios generalmente cerrados y en duras condiciones. El ruido, la suciedad, los peligros de la manipulación de la maquinaria y, a veces, la exposición a productos tóxicos pronto se hicieron evidentes, de modo que al cabo de unos años empezaron a aparecer normas y leyes destinadas a proteger la salud del trabajador.

    Por contraste, la labor en las oficinas resultaba bastante más cómoda y segura. Trabajar sentado en una silla ante un escritorio suponía todo un privilegio, así que los oficinistas pasaron a denominarse “trabajadores de cuello blanco”, refiriéndose al hecho de que podían trabajar con traje y corbata sin despeinarse.

    El desarrollo económico de las sociedades avanzadas ha conllevado un aumento del porcentaje de personas que trabajan habitualmente en oficios sedentarios relacionados con el sector servicios. La experiencia ha demostrado que este tipo de actividad conlleva también riesgos potenciales para la salud y el bienestar de los empleados, sobre todo a medio y largo plazo. Son diversas las molestias asociadas a las condiciones de trabajo en las oficinas (dolores de espalda, vista cansada, síndrome del túnel carpiano, cefaleas, malas digestiones, alergias respiratorias, etc.) todas asociadas a unas condiciones ambientales aparentemente inocuas, pero que a menudo distan de ser óptimas.

    Los factores que influyen en el bienestar de las personas que trabajan en una oficina corresponden a diversas variables: iluminación, ventilación, temperatura, distribución del espacio, nivel de ruido o características del mobiliario. A continuación desarrollaremos este último aspecto.

    El diseño y la fabricación del mobiliario de oficina se adaptó progresivamente tanto a  las innovaciones tecnológicas como a las necesidades de comodidad  de los usuarios. Actualmente, sigue los criterios que propone la ergonomía, una disciplina relativamente reciente (apareció en los años 50 del siglo XX) que se ocupa de establecer pautas con el fin de reducir la fatiga, la incomodidad y posibles lesiones. Las  pautas ergonómicas se reflejan en la normativa legal, que en España se define en la legislación vigente:

    • Real decreto 486/1997,  por el que se establecen las disposiciones  mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo.
    • Modificaciones posteriores establecidas por el Real Decreto 2177/2004 y la Orden TAS/2947/2007.

    En cuanto a la normativa técnica, se siguen las directrices de distintas normas ISO (International Standarization Organization), que es la entidad internacional encargada de promover y coordinar los esfuerzos de normalización en cada país (AENOR en España) mediante comités técnicos. Para una lista completa de normas ISO sobre el diseño del puesto de trabajo, se puede consultar esta dirección de Internet:
    http://www.insht.es/Ergonomia2/Contenidos/Promocionales/Diseno%20del%20puesto/ficheros/NormasTecnicasDisenoPuestosTrabajo.pdf

    Principios ergonómicos relativos al mobiliario de oficina bajo el punto de vista los criterios normativos

    • Adaptar los elementos del mobiliario regulables a las dimensiones antropométricas del usuario.
    • Hacer un uso correcto del mobiliario y distribuirlo de forma conveniente en el espacio de trabajo (orientación respecto a ventanas, fuentes de iluminación, salidas de aire acondicionado, etc.)
    • Regular  y adaptar las sillas ergonómicas a las necesidades del usuario para que cumplan  eficazmente la función para la que está diseñada. Las características que definen a una silla ergonómica son:
    • Tapicería transpirable.
    • Respaldo regulable en inclinación con posibilidad de bloqueo en distintos puntos de inclinación.
    • El respaldo debe tener una suave prominencia correspondiente a la zona donde se apoyan las vértebras lumbares.
    • Los reposabrazos son opcionales (pueden resultar molestos en determinadas tareas, como el uso del ordenador). En cualquier caso, se recomienda que sean regulables en profundidad e inclinación.
    • El asiento debe poder regularse en su altura con un sistema hidráulico de elevación a gas.
    • La base de la silla ergonómica debe constar de 5 patas (5 radios con sus correspondientes ruedas, número que garantiza una mejor estabilidad que las clásicas 4 patas de las sillas). Las ruedas son recomendables para facilitar los pequeños desplazamientos en el puesto de trabajo.
    • Los bordes de la silla deben ser redondeados e, idealmente, regulables en profundidad. Evitar los bordes que “se clavan” en la parte posterior de las rodillas.
    • Los mecanismos de regulación deben ser accesibles y fáciles de manipular desde la posición de sentado.
    • Disponer de espacio suficiente, en la mesa de trabajo o escritorio, para poder colocar la pantalla y el teclado del ordenador u otro equipo y material de trabajo y quede suficiente espacio libre para trabajar cómodamente. Además:
    • La superficie de la mesa debe ser mate para evitar reflejos.
    • Los materiales no deben transmitir ni frío ni calor (materiales con baja transmisión térmica).
    • Las medidas recomendadas son: anchura de 160 a 180 cm; 80 cm. de profundidad; espacio libre por debajo de la mesa de 70 cm (anchura); espacio libre para las piernas de 60 cm. a nivel de las rodillas y 80 cm. a nivel de los pies (profundidad).
    • La mesa debe disponer de una cajonera con ruedas para facilitar su movilidad. Debe colocarse a un lado.
    • Prever el uso de reposapiés, un elemento no obligatorio del lugar de trabajo, pero sí recomendable (cuando después de regular la altura de la silla, los pies no llegan al suelo). Las características estándar más recomendadas para los reposapiés son:

    • Anchura mínima de 45 cm y profundidad de 35 cm (suficientes para permitir una correcta colocación de los pies).
    • Superficie antideslizante. Inclinación regulable para facilitar la movilidad de las piernas.
    • Mantener una buena postura y ajustar el puesto de trabajo a las características personales. Además de un buen mobiliario específico, para trabajar con comodidad y sin sobreesfuerzos es necesario:

    • Ajustar la altura de la silla en función de la posición del cuerpo respecto a la mesa de trabajo. La posición idónea es aquella en que los brazos se encuentran en un ángulo de flexión del codo superior a 90º.
    • A continuación, apoyar las plantas de los pies totalmente en el suelo. En caso contrario, utilizar un reposapiés.
    • Ajustar el respaldo de la silla de forma que la espalda quede recta.
    • En caso de incomodidad a la hora de trabajar con el teclado del ordenador, utilizar un reposamuñecas.
    • Regular la altura de la pantalla del ordenador y/o de la silla de forma que la pantalla quede a la altura o ligeramente por debajo de la línea de visión.

    Las pautas actuales para el diseño del mobiliario de oficina garantizan un uso continuado por parte del usuario con la máxima comodidad y minimizando el riesgo de sufrir lesiones. Evidentemente, este hecho tiene una influencia muy positiva en el bienestar y la productividad de los empleados.

    El mercado español cuenta con importantes empresas y destacados profesionales (fabricantes, mayoristas, distribuidores…) dedicados al mobiliario de oficina. Todos ellos ofrecen un catálogo de primer nivel, donde el diseño y la funcionalidad se unen para ofrecer productos cómodos, ergonómicos y adaptados para una diversidad de usuarios, ambientes y sectores.

    Archivo: Material y Equipos de Oficina

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