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  • La alegría se envuelve en papel de regalo

    Si hay una época del año en la que el regalo cobra especial protagonismo es durante la campaña de Navidad. Un destino parejo al de los regalos está reservado para el papel que los envuelve. Bien lo saben las papelerías, suministradoras de este producto, cuyas ventas experimentan un aumento considerable en fechas tan señaladas. Este producto le confiere un sentido especial al obsequio que cuidadosamente hemos escogido para tener un detalle afectivo con un familiar, un amigo o incluso un cliente. Un regalo sin su correspondiente papel pierde mucho encanto, malogrando de algún modo el momento de la entrega. “Son pequeños detalles los que hacen grandes amigos”, escribió el escritor Jorge González Moore, y no seremos nosotros quienes le llevemos la contraria.

    Origen y evolución

    El papel de regalo se inventó en China en el siglo II a.C. Entonces se fabricaba con una suerte de papel a base de paja de arroz y fibra de bambú. La costumbre de envolver regalos se hizo común en sociedades de diversas geografías, si bien cambiaban algunos detalles. En Corea del Sur, por ejemplo, lo hacían en la seda con la que hacían la ropa (estamos en el siglo I a.C.) mientras que en Japón el material era el furoshiki, una colorida tela autóctona.

    Aunque tenemos un antecedente en las tarjetas navideñas envueltas en papel de regalo (estampadas con imágenes propias de la fecha: Papá Noel, árboles navideños, nieve) que comenzaron a venderse hacia el año 1843, podría decirse que hubo que esperar hasta principios del si-glo XX para que el papel de regalo empezara a despuntar como una industria con identidad propia, cuando los hermanos Hall, radicados en Kansas, propietarios de la empresa Hallmark –aún operativa–, tuvieron la idea de distribuir papel de regalo en tres colores: blancos, verdes y rojos. La cosa funcionó tan bien que pronto agotaron sus existencias. Previendo que no iban a poder satisfacer las necesidades de tantos clientes interesados, optaron por vender para tal menester el papel francés con el que forraban los sobres en el almacén. Y así fue como comenzó a consolidarse la cultura del papel de regalo.

    Desde entonces ha evolucionado mucho, como no podría ser de otra manera, tanto que hoy día existe una industria potente que lo produce en diversos materiales, texturas y colores, y satisface los deseos de sus millones de clientes.

    La liturgia a la hora de hacer un regalo

    Posiblemente, el lector se habrá preguntado en alguna ocasión por qué envolvemos los regalos, y él mismo se responda que quizá lo hacemos por tradición. Es cierto, pero es obvio que la tradición siempre responde a unas causas.

    El acto de hacer un regalo está sujeto a cierta liturgia. Hacemos envolver el artículo en cuestión porque retardará el descubrimiento del obsequio por parte de quien lo   va a recibir. Eso hará aumentar el interés, el misterio, la ilusión y, por ende, ese momento de felicidad común que agradará no solo al destinatario sino también a quien ha depositado sus energías en dicho regalo.

    Luego está el asunto del prestigio. Un buen papel de regalo dice mucho de ti, es tu carta de presentación a la hora de hacer las cosas. Por el contrario, la ausencia del papel de regalo o la elección de uno poco atractivo revelará cierta dejadez por tu parte, quizá de manera injusta.

    Hay que recordar que el acto de regalar es bidireccional, y que causa placer tanto en el receptor como en el emisor. Con razón dijo Lao-Tsê: “Da y tendrás abundancia”. Regalar es un acto humano y también social que nos abastece de abundancia afectiva.

    La importancia comercial del papel de regalo

    La papelería es el lugar ideal para comprar el papel de regalo, bien sea para envolver un producto comprado en la propia papelería o para envolver otro comprado en otra tienda que nada tiene que ver con este sector.

    El papel, digámoslo ya, puede convertirse en un segundo regalo. Es cierto que hay modalidades básicas, pero también los hay tan artísticos que se meten por los ojos de lo atractivos que son. Los hay de todos los colores imaginables, con emojis, con corazones, con dibujos para niños, con motivos navideños, con animalitos, brillantes, mates, lisos, en blanco y negro, multicolores, en turquesa, vintage, con puntos, estrellas, bandas, inspirados en series de televisión o películas, etc.

    Las papelerías venden hoy día un surtido de lo más variado, y venden también bolsas de regalo en papel, en mil y un modelos, que le dan un toque aún más sofisticado a tu presente. Tanto es así que algunas papelerías han ganado prestigio y notoriedad gracias al papel de regalo que tienen a la venta.

    La papelería es, sin lugar a dudas, tu aliada a la hora de completar esta acción destinada a reportar un poco de felicidad a un ser querido o estimado, algo muy de agradecer en una época entrañable como la Navidad.

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