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  • Postales artísticas, la alegría manuscrita

    El escritor Elias Canetti, Premio Nobel de Literatura en 1981, escribió que “nadie es más triste que aquel que nunca ha recibido una carta”. En su frase entendemos de manera implícita que dichas cartas no se referían a avisos del banco o del departamento de préstamos de la biblioteca municipal, informando de una factura impagada o de un libro prestado sin devolver, sino que aludía a algo más íntimo: mensajes calurosos de familiares, amigos o personas queridas.

    La cita es demoledora, porque expresa hasta qué punto los afectos se manifestaban antes por notas manuscritas. ¿Hablamos en pasado? Sí y no. Se siguen enviando postales escritas a mano, aunque no podemos negar que la escritura a mano ha perdido vigencia con la llegada de la tecnología y que ahora despachamos una felicitación navideña desde el móvil o desde el ordenador a golpe de un clic. Ni siquiera necesitamos personalizar la felicitación, podemos enviar la misma a decenas de personas, con gasto cero.
    Es cómodo, rápido y barato… Pero ¿es eficiente tanto desapego?

    El factor humano

    ¿Qué experimenta la persona que recibe una felicitación estándar en su terminal informático? Poca cosa. Muchas veces los atajos son caminos que no llevan a ninguna parte.

    La modernidad habrá cambiado el funcionamiento de nuestra civilización, pero el factor humano sigue ahí. Si le damos la vuelta a la cita que abría estas líneas, tendremos que imaginar la alegría que han de sentir aquellas personas que reciben una carta (o un christmas) en fechas tan señaladas. Alegría y agradecimiento, pues su interlocutor ha prescindido de la comodidad, rapidez y gratuidad de la que hablábamos antes y ha optado por demostrar su cariño, amor o agradecimiento mediante una postal manuscrita que siempre dirá mucho más que un texto redactado desde un procesador de textos o desde la pantalla del teléfono móvil.

    Con razón dijo Saramago que “nunca una lágrima emborronará un email”.

    Hablamos también de regalar arte

    Cuando se habla de regalos navideños pocas veces se piensa que una postal de calidad, redactada a mano con sumo cariño, puede evocar en un ser querido una sensación muy placentera, casi irrepetible.

    Sí, una postal hermosa es todo un regalo. Hoy día hay empresas que hacen auténticas joyas. Encontramos christmas que son verdaderas obras de arte, en papel verjurado de gran textura natural procedente de bosques sostenibles, con relieves, con troquelados, con vivos colores y acabados metalizados. Y qué decir del diseño, estudiado al milímetro, con detalles que deleitarán a los más observadores.

    Enviar una elegante postal navideña es uno de los actos más sencillos y atrevidos en estos tiempos en los que las prisas y la comodidad pretenden apartarnos del hermoso acto de escribir a mano, perdiendo así una oportunidad de oro de manifestar nuestros sentimientos a las personas que queremos.

    Parafraseando a Canetti, podríamos decir que “nadie es más triste que aquel que nunca ha recibido una hermosa postal navideña escrita con amor”.

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