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  • La ergonomía en las aulas no es un tema menor

    La ergonomía escolar se preocupa del alumnado y los docentes, de su adecuada integración en el entorno para mejorar su confort y rendimiento y evitar dolencias de tipo somático o psicosomático.

    Hay algunos conceptos que se  ponen de moda conforme las sociedades prosperan y se modernizan. La “ergonomía” (palabra que se compone de “ergo” y “-nomía”) es uno de esos conceptos. Esta disciplina, que debe su origen al psicólogo británico K.F.H. Murrell y a un grupo de científicos colaboradores, quedó definida, en palabras del propio Murrell, como “el estudio científico de las relaciones del hombre y su medio de trabajo”. Por decirlo muy claro: el objetivo es aprovechar el conocimiento científico para adaptar las condiciones del trabajo a las personas, y no al revés.

    Se intenta, pues, potenciar un entorno positivo y armonioso aprovechando los conocimientos que se tienen hoy día sobre temas como la salud, la psicología o la productividad.

    Esto se ha aplicado en los últimos años en la empresa. Dice mucho de una firma que se preocupe por aplicar la ergonomía en sus instalaciones. Además, ese interés por la ergonomía acaba repercutiendo a favor de la empresa, pues la productividad se incrementa.

    La ergonomía en las aulas

    El entorno del trabajo era donde inicialmente K.F.H. Murrell había centrado sus expectativas, pero la eficacia de la ergonomía se ha demostrado tal, que actualmente opera igualmente en otros ámbitos, como el de la escuela.

    También dice mucho de un colegio que este haga todo lo posible por implicarse en implantar la ergonomía en sus aulas. Poco a poco, conforme el grado de concienciación socio-educativo ganaba puntos, se han ido realizando acciones ergonómicas que permiten un mejor desarrollo de los alumnos en sus actividades escolares. En estos tiempos se comprende que la buena educación y el buen desarrollo intelectual pasan por que los alumnos disfruten en las clases de un grado de bienestar y satisfacción notables.

    Y no es fácil la tarea. Bien lo saben los colegios que se esmeran en fomentar condiciones óptimas en las aulas en asuntos como la humedad, el ruido, la ventilación, la iluminación, el vestuario de los alumnos… Ha de procurarse que las ventanas se puedan abrir con facilidad, que la temperatura sea agradable, que las aulas den al exterior, que el mobiliario sea adecuado… La ergonomía aplica, como se ve, un conjunto de acciones que cooperan entre sí.

    La ergonomía y la salud

    El Colegio de Fisioterapeutas nos informa de que el 20% de los alumnos menores de ocho años tienen problemas de espalda, en parte debido a las malas posturas. Esto podría corregirse bastante informando al alumnado de qué posturas son correctas y cuáles no a la hora de sentarse a un pupitre, y también, obviamente, habilitando las aulas con mobiliario regulable que se ajuste a la altura de cada alumno. Por poner un ejemplo, habría que cambiar las rígidas mesas horizontales no regulables por otras inclinables que permitan cierta flexibilidad conforme a las necesidades particulares de cada niño. Algo similar ocurre con las sillas, que han sido tradicionalmente del mismo tamaño, sin tener en cuenta diferencias físicas como la altura. Algunos niños bajitos ni siquiera tocan el suelo con sus pies, mientras que otros más altos están incómodos porque la silla y el pupitre no se ajustan a su envergadura.

    Artículos ergonómicos en las aulas

    El sector empresarial enfocado a los artículos ergonómicos ha producido en los últimos años artículos muy resolutivos, previa investigación científica, que merecen ser tenidos en cuenta. Citamos algunos de ellos.

    Teclados especiales para evitar la tensión las muñecas y las manos, que en ocasiones derivan en el síndrome del túnel carpiano.

    Elevadores para ordenadores portátiles, fácilmente regulables, que evitan los dolores de cuello.

    Sillas que se adapten bien a las curvas naturales del cuerpo.

    Reposapiés y reposabrazos para aumentar la comodidad una vez sentados.

    Cuadernos y libretas para zurdos. Los zurdos han estado olvidados en estos asuntos durante mucho tiempo, pese a que hay más de 700 millones en el mundo. El sistema de escritura occidental de escritura va de izquierda a derecha, algo que favorece a los diestros, pero incomoda a los zurdos. Estos cuadernos específicos para zurdos les ahorrarán tener que realizar complicadas posturas.

    Bolígrafos escolares exclusivos para zurdos, que permiten a los chavales ver lo que están escribiendo.

    Podríamos citar también bolígrafos vibrantes o con lastre que instan a los estudiantes con problemas de psicomotricidad fina a centrarse en controlarlos, o incluso manguitos para dedos para que el niño o la niña cojan con más precisión los lápices y así no se caigan.

    Otros productos escolares ergonómicos son: los lápices triangulares (fomentan las habilidades manuales), guías de lectura (el ojo se centra en el texto que subraya dicha guía), tijeras de manualidades ergonómicas (con anillos asimétricos), reglas con asa (para niños con problemas de coordinación), estuches ergonómicos (con los bolígrafos en un lado, los lápices de color en otro y las tijeras en un bolsillo) o el thamographe (instrumento que mide y traza diversas figuras geométricas de manera simple y rápida gracias a su regla central).

    Conclusión

    Si hacemos retrospectiva, concluiremos que en la España de décadas atrás la ergonomía no interesaba a los colegios. Las cosas han cambiado bastante, pero no lo suficiente. Padres y madres siguen sufriendo al ver partir a sus hijos hacia el colegio con mochilas muy pesadas cargadas a sus espaldas.

    El ordenador se ha implantado en numerosos colegios, pero si los profesores o especialistas en ergonomía no explican a los alumnos cómo sentarse frente a ellos, las molestias físicas pueden ser notables.

    Hay mucho que hacer aún. Hay todo tipo de artículos ergonómicos dentro del ámbito escolar, como ya hemos citado… Pero no todos los colegios tienen la suficiente sensibilidad o los medios necesarios para hacer de las aulas espacios razonablemente ergonómicos.

    Se debería realizar un esfuerzo común para poner a la ergonomía no en la última fila de la clase, sino en el epicentro del ideario del colegio. No es solo una cuestión meramente económica, sino también de asimilación de conocimientos. El sobrepeso de las mochilas, por ejemplo, podría evitarse gracias a una buena organización.

    Una ergonomía bien implantada en las aulas es algo que agradecerían los profesores, los padres y, sobre todo, los propios alumnos.

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