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  • El saber pesa menos con una buena mochila escolar

    “El saber no ocupa lugar”, reza el refranero. Pero no es cierto. No solo ocupa lugar sino que además pesa. Y así las cosas, los chicos y chicas que comienzan un nuevo curso han de compaginar la ilusión de abrir una nueva etapa con la desazón que les supone ir cargados al colegio, día a día, con una minibiblioteca ambulante a sus espaldas.

    No es un tema baladí. Cargar con sobrepeso acarrea por lo general consecuencias negativas para la salud, máxime en la edad escolar, cuando el organismo aún no se ha desarrollado por completo y la estructura ósea aún no está consolidada. De esto saben mucho los fisioterapeutas y otros profesionales especializados en la columna vertebral que ven pasar por su consulta con excesiva frecuencia a chicos en edad escolar. Desgraciadamente, si la espalda de los jóvenes comienza a desestabilizarse a tan temprana edad, es probable que cuando sean adultos paguen doblemente las consecuencias.

    Posibles soluciones para un problema que persiste

    El problema no es que los estudiantes lleven mochila, sino que estas mochilas vayan cargadas en exceso.

    Las numerosas quejas al respecto han conseguido resultados positivos en ocasiones, pero no tantos como se quisiera. Más allá de las posibles soluciones que aporten los estamentos educativos (deberes menos exigentes, uso de libros digitales…), las familias deben hacer por su parte todo lo posible para que sus hijos no padezcan dolores.

    Lo primero es usar mochilas de calidad que garanticen mayor seguridad para la espalda de nuestros hijos. Por fortuna, en el mercado hay un amplio catálogo de mochilas de marcas prestigiosas que, en cierta medida, subsanan el problema. No es lo mismo llevar los libros en una mochila mal acondicionada para estas tareas, hecha con materiales frágiles, que llevar una mochila fabricada con materiales de primer nivel y bien estudiada ergonómicamente. Los padres deben entender la compra de una buena mochila no como un gasto sino como una inversión en la salud de sus hijos.

    Las mochilas de antaño no se preocupan demasiado de preservar la salud de los chicos, de ahí que no fuera raro que la carga estuviera desplazada del eje de simetría del cuerpo, algo indeseable.

    Pero conforme se fue constatando que un gran número de estudiantes sufría dolores de espalda, se comenzó a estudiar cómo repartir ese peso. Para empezar, según los expertos, ese peso debería ser inferior al 10% de lo que pesa el estudiante.

    Hay mochilas ergonómicas de tipo lateral o de doble bolso que permiten llevar el peso en las caderas mediante un cinturón, aliviando así la carga y aportando comodidad.

    Más allá de que se use un modelo u otro (reiteramos, eso sí, que la mochila sea de calidad), los especialistas nos dan ciertas pautas: intentar llevar lo estrictamente necesario en las mochilas; procurar que estas tengan correas anchas y acolchadas, con ajustes firmes; repartir el peso; llevar la columna vertebral recta; utilizar las dos manos para coger la mochila, y doblar las rodillas en el momento de hacerlo; tratar que el desplazamiento sea lo más corto posible, etc.

    Con una buena mochila y siguiendo estos consejos, nos aseguraremos de que nuestros hijos vayan a su centro de estudio a labrarse un futuro, no a sufrir sobrecargas musculares que se conviertan en males mayores cuando sean adultos.

    Archivo: Material Escolar

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