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  • Se acerca la fiesta más terrorífica del año: Halloween

    Disfraces, maquillaje y mucho terror. La noche de miedo a la que no te puedes resistir.

    El ser humano siente tanto aversión como fascinación por ese sentimiento que denominados miedo. Quizá lo llevamos arraigados en nuestro ADN, o quizá sea reminiscencia de la infancia, cuando crecimos leyendo y escuchando historias que, aun siendo para niños, contenían ciertas dosis de terror.

    No resulta por tanto extraño que una fiesta como la de Halloween haya acabado por consolidarse como una tradición que se repite año tras año. Los españoles tienen a Halloween como un evento que procede de América, aunque algunas fuentes señalan que antes del nacimiento de Estados Unidos ya celebrábamos una fiesta similar en la que los niños salían por la noche cargados con lámparas, llamando casa por casa, pidiendo comida. En otros pueblos los aldeanos salían vestidos de negro, moviendo una campanilla.

    Pero más allá de su origen, es una realidad que millones de personas de todo el planeta se engalanan el 31 de octubre para “disfrutar” de la Noche de Brujas (también conocida como “Noche de los Muertos” o “Noche de la Víspera de los Difuntos”). Estos nombres tan impactantes nos indican que las emociones van a estar a flor de piel.

    Halloween es una fiesta que disfrutan tanto niños como adultos. Es habitual, más allá de ciertas particularidades propias de cada país, salir a la calle a pedir dulces mientras se canta. Los pequeños disfrutan de la fiesta durante el día y los mayores acuden a fiestas durante la noche.

    Halloween está asociada a ciertas costumbres que le dan fama, como el juego del truco o trato, las calabazas gigantes, la lectura de historias de terror o las visitas a lugares presuntamente embrujados.

    Vístanse, prepárense. ¡Nos vamos a Halloween!

    Toda esta liturgia lleva implícita ciertas exigencias, entre ellas la de ir disfrazados adecuadamente (si realmente queremos introducirnos de lleno en la fiesta). Por eso conviene planear con cierta anticipación nuestra puesta de largo, pues la improvisación, ya se sabe, no es buena consejera.

    Por suerte, hay en el mercado un nutrido catálogo de productos que nos permitirán cambiar nuestro aspecto habitual y convertirnos por un día en seres oscuros dispuestos a pasar un buen rato combinando humor con –como decíamos al principio– ciertas dosis de terror, eso sí: controladas.

    No se necesitan grandes disfraces para poder participar en la fiesta, pero sí contar con ciertos recursos, que por suerte están al alcance de casi cualquier bolsillo. Curiosamente, la preparación de la fiesta se ha convertido en sí misma en una actividad llena de imaginación y diversión, e ilusiona tanto a los pequeños como la propia fiesta.

    Para generar una escena netamente Halloween, se pueden comprar ciertos artículos: telarañas, candelabros, guirnaldas Halloween, carteles Halloween, ataúdes, decoración de puertas con calaveras, un Candy Bar, etc.

    Ya a nivel personal, cada niño puede echar mano de un amplio catálogo de recursos que harán de él un personaje que inspire auténtico miedo. La caracterización puede ser liviana, con la ayuda de barritas maquilladoras, alguna máscara y por ejemplo una capa negra de vampiro. Con los sets de maquillajes se puede caracterizar rápidamente al niño, simulando heridas, sangre, moretones, piel de zombi, etc. Y si se quiere ganar en dramatismo, siempre se podrá echar mano de complementos como uñas negras de bruja, prótesis de látex, prótesis de pestañas, maquillaje que se ilumina en la oscuridad…

    El nivel al que se ha llegado en las fiestas de Halloween está a la altura de las mejores fiestas de disfraces. Para ello hay disponibles máscaras tenebrosas, guadañas del terror, gorros de Halloween, heridas falsas, alas de murciélago, alas de demonio, gorros y escobas de bruja, murciélagos, diademas catrinas, cuchillos (de plástico), antifaces, prótesis, pelucas, etc.

    Como decimos, son muchos los artículos que “envilecen” a los disfrazados, pero ningún disfraz estará completo sin el maquillaje adecuado. Los citados sets de maquillaje pueden ser suficientes para poner una nota de tenebrosidad durante tan sonada fiesta.

    Las barritas de maquillaje están disponibles en numerosos colores, cada uno de los cuales cumple una misión muy concreta: El negro, por ejemplo, funciona muy bien para caracterizar a vampiros y monstruos; el blanco, para vampiros y zombis; el verde; para brujas; el rojo, para demonios y vampiresas; el naranja, para mandarinas diabólicas…

    Este tipo de maquillajes tienen muchas ventajas: son económicos, fáciles de conseguir y se eliminan muy bien con tan solo agua y jabón.

    Además, no representan ningún peligro para cualquier tipo de piel, puesto que si eligimos el producto de buena calidad, estarán testados dermatológicamente.

    ¿Por qué una fiesta de Halloween?

    Algunas personas son reticentes a la fiesta de Halloween, bien porque es una fiesta de procedencia extranjera –aunque como ya hemos explicado no es exactamente así–, bien porque creen que los pequeños pueden pasar miedo.

    Lo cierto es que si el terror es un elemento que está en la raíz de Halloween (los productos antes descritos no dejan lugar a dudas), no está de más recordar que los pequeños viven esta fiesta como un divertimento, y que los propios preparativos, cargados de complicidad y buen humor, eliminan cualquier atisbo de miedo real.

    Halloween es una gran oportunidad para chicas y chicos de pasar un buen rato confeccionando su atuendo y su aspecto físico con caretas, antifaces o simplemente con un buen maquillaje fácil de retirar tras la fiesta. Los chavales socializan al participar en una fiesta colectiva donde se coquetea con seres oscuros, pero siempre desde la certeza de que lo que prima es la diversión y el gusto por la caracterización de un personaje que nada tiene que ver con ellos. Y es también un buen momento para leer en grupo relatos de terror, algo que acaba estimulando su gusto por la literatura.

    Halloween son 24 horas de risas para los más jóvenes en un entorno que a los adultos nos retrotraen a aquellas películas en el cine que nos hacían abrazarnos los unos a los otros… para luego echarnos unas risas a la salida de la proyección. ¡Preparemos el disfraz y disfrutemos Halloween sin complejos!

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