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  • La oficina en casa

    El teletrabajo ha llegado para quedarse. Organizar un espacio en casa para las tareas profesionales es más sencillo de lo que crees, si bien requieren una serie de elementos de mobiliario y tecnología que aporten comodidad y eficiencia


    La crisis de la COVID-19 ha acelerado la puesta en marcha del teletrabajo. Algo que era puntual y que comenzaba a despuntar en algunas grandes empresas se ha convertido durante los pasados meses de confinamiento en el pan nuestro de cada día. Y lo más probable es que, en muchos casos, ya no se necesario volver al puesto de trabajo físico para continuar cumpliendo con la jornada laboral.

    Se hace necesario, por tanto, una redistribución de los espacios del hogar, bien dedicando una de las estancias a despacho o bien, si los metros no nos sobran, creando espacios multifuncionales que tanto puedan servir para trabajar con el ordenador como para servir la cena o hacer deporte. Aunque, obviamente, las necesidades en uno u otro caso diferirán, lo que sí que resulta imprescindible para poder teletrabajar es disponer de una buena conexión a internet, así como de una mesa y una silla. A partir de ahí, las posibilidades son infinitas.

    Habilitar una estancia apropiada, la mejor opción

    Después de estos meses ha quedado claro que es la mejor opción. Disponer de un espacio aparte donde poder aislarnos nos permitirá concentrarnos mejor –en el caso de que compartamos el hogar con más personas– y, una vez acabado el horario laboral, cerrar la puerta y “desconectar”. Además, podremos amueblarla como cualquier otra oficina: mesa de despacho, silla o sillón modular para mantener una correcta posición al permanecer sentados, estanterías y muebles auxiliares donde guardar documentos y hasta archivadores. Esto facilitará el tenerlo todo a mano y no haber de ir a buscarlo a otra estancia, con la consiguiente pérdida de tiempo que supondría.

    A la hora de comprar el mobiliario es necesario recordar algunas reglas de salud e higiene en el trabajo: altura y anchura de la mesa (debe caber un ordenador y debe quedar espacio para apoyar bien las manos; la pantalla ha de estar a una altura ligeramente inferior a la de los ojos y a unos 45-60 cms de distancia de los mismos), ratón ergonómico para evitar lesiones típicas, como el síndrome del túnel carpiano, silla con altura regulable para que los codos queden a la altura de la mesa y, si los pies no llegan al suelo, un reposapiés.

    En cuanto a los complementos, deben ayudarnos a tener todo cerca y en orden: contenedores para bolígrafos, grapadoras, clips, pósits, etc. Los bolígrafos, lápices o plumas tendrán que permitir la escritura fluida; de otro modo, la mano trabajará el doble y se cansará pronto. También ayudará tener una pequeña pizarra donde ir anotando o colgando cosas de interés o notar recordatorias, así como un calendario. Y no olvidemos habilitar un espacio para el escáner y la impresora (afortunadamente, hoy en día hay muchos modelos que combinan ambas funciones en una, e incluso incluyen fotocopiadora).

    También es deseable disponer de luz natural y, en cuanto a la orientación, lo mejor es situar la mesa de forma perpendicular a la ventana, para que los rayos de sol no nos deslumbren ni se reflejen en la pantalla, obligándonos a forzar la vista. Además, si se dispone de vistas al exterior, podremos descansar la vista, levantándola de la pantalla para mirar al infinito cada hora, aproximadamente.

    Los colores que elijamos para decorar la estancia son igualmente importantes, pues deben ser colores suaves que no distraigan nuestra atención y que nos aporten calma. Los tonos pastel y los tierra son una buena opción, y siempre pueden combinarse con algún detalle más vibrante que añada vitalidad y equilibre el ambiente. En este punto no hay que olvidar los complementos, que cumplen una importante función a la hora de armonizar una estancia.

    Los amantes de las plantas, por su parte, pueden aprovecharlas para decorar el despacho, beneficiándose así del extra de humedad y frescor que aportan. En este caso, incluiremos en los complementos de oficina tonalidades verdes y cítricas que contribuirán a crear un ambiente más natural. A partir de aquí, dependerá del gusto de cada cual el hacer de la oficina un lugar en el que encontrase a gusto y donde hallar la paz necesaria para concentrarse y no perder los nervios ante situaciones estresantes. Pensad que pasaremos muchas horas allí, y todo lo que contribuya a hacernos ese tiempo más cómodo será bienvenido.

    Espacios polivalentes

    Cuando nuestra vivienda no cuente con muchos metros cuadrados, o si nos resulta imposible habilitar una estancia exclusivamente como despacho, nos veremos en la necesidad de ubicar nuestro lugar de trabajo en algún rincón de la casa. En nuestra opinión, siempre que sea posible hay que huir de trabajar en el dormitorio, pues este debe reservarse para el descanso. Podemos adecuar algún lugar del salón o, incluso, de la cocina, para ese fin pero, sea donde sea, lo que hay que intentar es que el lugar elegido tenga luz natural, como ya hemos comentado.

    En el caso de tener que trabajar en el salón podemos optar por un mobiliario más ligero, como un simple tablón de madera con un soporte o, incluso, unas patas con sobre de vidrio, lo que lo hará más ligero a la vista. Un ordenador portátil de pequeñas dimensiones nos será muy útil para no ocupar mucho espacio, aunque, en este caso, si la pantalla es muy pequeña puede dificultar algunos trabajos.

    Afortunadamente, hoy en día existen en el mercado infinitas posibilidades que permiten crear espacios multifuncionales y aislarlos del resto: mamparas, biombos o incluso una ligera cortina servirán para separarnos psicológicamente del entorno. También podemos optar por diferenciarlo del resto a nivel visual, para lo que nos serán muy útiles los vinilos decorativos. Podemos pegar uno que nos guste en la pared para delimitar la zona de trabajo, por ejemplo.

    A la hora de sentarnos frente a la pantalla podemos utilizar cualquier silla que tengamos en el salón o en la cocina, aunque lo mejor sería hacernos con una de despacho de pequeñas dimensiones. Blocs de notas, bandejas para depositar documentos y algunos complementos ligeros contribuirán a mantener el orden en ese rincón. Cubos, tijeras, agendas, etc. acabarán de hacer de nuestro lugar de trabajo un rincón agradable y ordenado que no moleste a la vista ni nos cause estrés cuando no lo utilizamos.

    Y, en el caso de tener que instalarnos en cualquier lugar e irnos con la oficina a otra parte por la noche, lo mejor será optar por un pequeño portátil y poca cosa más. ¡Imaginación al poder!

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