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  • Cómo hacer que nuestro regalo sea único

    A todos nos gusta recibir regalos. El regalo se asocia siempre a la fiesta, la celebración, la amistad, el amor, el cariño familiar. Las ocasiones para regalar son muchas y diversas: cumpleaños, onomásticas, aniversarios, Reyes, Navidad, nacimientos, comuniones, bodas, premios, empresariales, amigos invisibles… Cada situación requiere un tipo de regalo, no siempre es fácil dar con el obsequio adecuado para cada persona y cada evento. Es frecuente oír a personas angustiadas ante la perspectiva de hacer un regalo: “¡No sé que regalar!”, claman. Siempre tienen la sensación de que lo que eligen es demasiado sencillo… o demasiado ostentoso, no conocen los gustos del destinatario, temen repetirse…, en definitiva les da miedo quedar mal, que su presente quede arrinconado tras una sonrisa forzada y un educado: “Es muy bonito, gracias”.

    Quizá para paliar esta sensación, en los últimos tiempos cada vez se presta más atención a la presentación de los regalos, al embalaje, el envoltorio, los adornos, las inscripciones, las etiquetas. Y aquí es donde las papelerías tienen una intervención fundamental: son muy numerosos los productos creados para presentar y personalizar regalos. Una presentación original y divertida consigue que el objeto regalado pueda pasar a veces a un segundo plano, no es tan importante. Si conseguimos un impacto con un embalaje espectacular y elaborado, el regalo en sí es suficiente con que sea lo que se suele llamar un “detalle”, una “tontería”.

    Podemos empezar con lo que se ve primero: las bolsas. Ya hace tiempo que las bolsas de papel han ganado mucho terreno a las de plástico, tanto por conciencia medioambiental como por la belleza y variedad de los modelos. Las de papel kraft, por ejemplo, el clásico papel de embalaje, tienen un enorme abanico de posibilidades. En su tono natural, en blanco o de distintos colores, con o sin asas, la creatividad de quien hace el regalo tiene un campo abierto para decorar y personalizar su superficie con cartelitos, inscripciones, etiquetas, dibujos, cintas, pegatinas… Hay modelos con ventana y con base para botellas. O las bolsas de tela, tan elegantes que quien recibe el obsequio se las queda para darles un nuevo uso, convertidas así en un “segundo regalo”. Para regalos pequeños, como joyas, la organza transparente es una opción perfecta.

    En cuanto a los papeles para envolver, la variedad de diseños es infinita. Clásicos, geométricos, divertidos, llamativos, elegantes…, todas las posibilidades se abren para dar al regalo el carácter que deseemos. Y también en este aspecto, la personalización original depende tan solo de la imaginación de cada uno, con todos los artículos que ya hemos mencionado al hablar de las bolsas. Lo mismo cabe decir de las cajitas, con todo tipo de tamaños y estampados, que también suelen prolongar su vida útil en manos de quien las recibe.

    Los artículos para personalizar son cada día más diversos: etiquetas con mensajes impresos o para escribirlos nosotros mismos, letras y números de madera, sobres ilustrados para regalar viajes o entradas de espectáculos, tarjetas para añadir un mensaje personal, cartelitos con cordel, barras de lacre para imprimir letras… Y tenemos también los elementos puramente decorativos: cintas de colores, con dibujos o inscripciones, o pequeñas figuras adhesivas (corazones, estrellas, caras), pinzas de colores…

    La tendencia actual es comprar los regalos sin envolver, es decir prescindir del embalaje de la tienda, normalmente frío e impersonal, y pasar luego por la papelería para comprar el papel, la caja, la bolsa y los adornos que nos permitirán crear un regalo absolutamente único y que la persona que lo reciba apreciará de manera especial.

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